El Parque Nacional Cordillera Azul protege 39 especies amenazadas y está de cumpleaños

Hace 20 años, el 21 de mayo del año 2001 se creó el Parque Nacional Cordillera Azul, con el objetivo de proteger para siempre y en su estado natural, paisajes únicos e intactos de las montañas aisladas entre el río Huallaga y el río Ucayali. Dentro de sus límites, se halla una mezcla de hábitats que van desde los 200 hasta los 2,400 m.s.n.m., como los bosques enanos de las cimas, bosques de nubes altos, extensos rodales de palmeras, pantanos de altura.

El Parque Nacional Cordillera Azul abarca un área de 13,500 km2 y su variada geografía la hace una de las áreas protegidas con mayor concentración de hábitats y paisajes diferentes del Perú.

La biodiversidad en el parque es impresionante, hasta la fecha se han reportado más de 600 especies de aves, más de 192 de peces, más de 91 de mamíferos, más 69 de anfibios, más de 57 de reptiles y más de 6,000 de plantas. 39 de estas especies se encuentran en distinta situación de amenaza de acuerdo a la UICN (7 en peligro, 17 vulnerables y 15 casi amenazadas). Algunas de ellas son el tapir, el jaguar, el mono maquisapa, y el lobo de río.

El Parque Nacional Cordillera Azul es un ejemplo de asociación público privada para la gestión efectiva de un área natural protegida por el estado. Bajo un modelo llamado contrato de administración, venimos co-gestionando el Parque en conjunto con el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el estado peruano (SERNANP). Los resultados son bastante satisfactorios, el estado de conservación del Parque es del 99.95% y en reconocimiento a su buena gestión fue incorporado a la Lista Verde de la UICN en el año 2018.

Este modelo de co-gestión se basa en un enfoque participativo, bajo el cual se ha trabajado desde el inicio con las poblaciones y autoridades locales, con el fin de sensibilizarlas y facilitarles los procesos necesarios para conservar el Parque Nacional Cordillera Azul y generar desarrollo sostenible en la zona de amortiguamiento que rodea al Parque. De esta manera permitimos que las comunidades y poblaciones sean los verdaderos guardianes del bosque y de sus invaluables servicios ecosistémicos.