Aprovechando la regeneración natural del entorno local como fuente proveedora de material vegetativo para su reintroducción o reproducción en viveros locales

Tomando como base la experiencia, experimentación y reflexión a través de métodos sencillos, las prácticas vivenciales realizadas en los espacios de vida locales del caserío de San Juan y centro poblado de Lejía en San Martín, permitió interpretar y contextualizar los aprendizajes generados durante la escuela de campo en reproducción de plantas y manejo de viveros locales, entre los pobladores locales, guardaparques del Parque Nacional Cordillera Azul, funcionarias y funcionarios de los gobiernos locales de Shamboyacu y Tres Unidos y el equipo técnico de CIMA – Cordillera Azul.

Identificamos que el entorno de las localidades de San Juan y Lejía, son espacios de vida generadores de material propagativo, permitiéndonos colectar semillas, esquejes y plantas de diferentes estadios sucesionales y posiciones fitosociológicas dentro de un ecosistema. Este material propagativo es útil, esencial y clave para el éxito de la restauración ecológica en las áreas de intervención del proyecto Restauración Cordillera Azul. Estás especies herbáceas, arbustivas y arbóreas, con las mismas condiciones edafoclimáticas, evita alelopatías, reduce costos y asegura una restauración eficaz. Dentro de la diversidad biológica, las especies pioneras colectadas forman asociaciones vegetales y son de rápido crecimiento, colonizadoras, con gran cantidad de frutos y semillas con una alta capacidad de atracción para dispersores. Entre ellas, encontramos la Aegiphyla sp. “ocuera”, Trema micrantha “atadijo”, Croton sp. “aucatadijo”, Baccharis floribunda “sachahuaca”, Solanum hazenii “siucahuito”, Lycopersicon sp. “tomatillo”, Crotalaria sp. “habla mudo”, Psidium sp. “guayaba”, Jacaranda copaia “huamansamana”, Mimosa sensitiva “vergonzosa”, Cassia sp. “pashaquillo”, Cassia sp. “poroto huangui micuna”, Vismia sp. “pichirina”, Triunfrtta althaeoides “caballousa” y Acacia sp. “sierrapashaco”. 

Esta escuela de campo fortaleció también capacidades en el manejo de viveros locales; y para ello, se revisaron las consideraciones hídricas, edáficas, topográficas, de luminosidad, de humedad y de seguridad para su instalación; reflexionamos sobre la planificación, diseño, tamaño, camas de almácigo y cría, y tinglado del vivero; conocimos los diversos tratamientos pre-germinativos en diversas semillas; y nos preparamos para elaborar sustratos adaptándonos a las características de los insumos del entorno (tierra, arena y abono). Esta práctica nos permitirá reproducir plantas con eficiencia genética, biomasa radicular y relación raíz-tallo, características esenciales para su reintroducción en las áreas de intervención del proyecto.